domingo, 14 de agosto de 2016

Jose Luis Navarro. El estudiante de Aranjuez que se trajo de Huelva el ascenso del Córdoba de 1962.



El estudiante de Aranjuez que se trajo de Huelva el ascenso del Córdoba de 1962


Tiene 80 años y desde los 19 vive en Córdoba. Un día, un tal José Juncosa (entrenador del Córdoba en 1955), apareció por Aranjuez y solicitó a sus padres que le permitieran llevarse a su hijo al sur. Lo quería para su equipo, ése que había de iniciar, en su segundo año de existencia, un camino siempre cargado de ilusiones y aspiraciones. Navarro firmó por el conjunto blanquiverde y, sin quererlo en principio, comenzó a forjar una leyenda. El mito del futbolista que más temporadas -15, desde 1955 hasta 1970- y encuentros oficiales -319- defendió la camiseta de un club con el que tocó el cielo y del que ya nunca se separó.
José Luis Navarro del Valle nació en Aranjuez, se educó en los Jesuitas, se apasionó con el balón y abandonó su tierra y su destino para entregarse a los colores y las gentes de su ciudad.



La casa de comidas y fiambres La Rana Verde servía ya,
entre Córdoba y Madrid, sus famosos platos caseros a la altura de Aranjuez. En aquella comandancia militar tenía su destino el conquense Sandalio Navarro López y Carmen del Valle Gómez, de orígenes ecijanos. Habían pasado ya por el protectorado marroquí y por la muerte de dos hijos. Luego vendrían Lisardo, José, Sandalio, Lola, José Luis e Ignacio. Educados en el colegio de don Andrés Martínez de Aranjuez, José murió con 27 años siendo ya ingeniero y Lisardo dirigiría la Farmacia Militar de Madrid. El penúltimo de ellos, José Luis, nacía un miércoles 27 de mayo de 1936, lejos de la Córdoba festiva a la que, con el tiempo, regalaría el primer ascenso a Primera División compartiendo colores verdiblancos con Roque Olsen, Simonet, Benegas, Martínez Oliva, Ricardo Costa, Rihaji, Miralles, Paz Gamarra, Lorenzo Homar o el eterno Juanín.

La severidad del profesor de Aranjuez, humanista, constante y rígido, no impidió que el niño destacara con 7 años en un juego que, según el padre, no era apto para gente seria.

José Luis Navarro entró con diez años en el colegio Loyola de Aranjuez, en donde el Padre Fuentes, jesuita extremeño y gran aficionado al fútbol, le animó a seguir jugando y acogió de buen grado la visita al colegio del Juvenil de Aranjuez para ficharle. Contra el Atlético, el Real Madrid o el Plus Ultra quedaron los segundos de la liga aquel año del 53. Vio marcharse a algún compañero al equipo de El Ferrol y él mismo formó parte de la selección española sub-19.



En Madrid, Juncosa se había fijado en él con el ascenso del Córdoba a 1ª División en mente. Fueron a contratarlo y José Luís los remitió al padre. Muy de mañana, la directiva encabezada por Cruz Conde visitó el chalé familiar ante la perplejidad y la negativa del padre, que apaciguó Carmen. Confiaron en que aquel juego, que seguía sin agradarles, fuera un breve paréntesis en la carrera del hijo y lo autorizaron pasadas las tres de la tarde. Doña Carmen no consintió que se marcharan sin un almuerzo preparado por ella, siguiendo la escuela de la tía Matilde, dueña del embarcadero de La Rana Verde.



Navarro emprendió el viaje a Córdoba un 2 de agosto de 1955 en el expreso de Algeciras. Diez horas más tarde, y a las 6 de la mañana, encontró una ciudad en total penumbra; al fondo vio una luz morada, la del hostal Montes, en donde se refugió por un día, y halló las primeras palabras de acogida en el recepcionista: "Usted es futbolista, ¿verdad?". Su foto ocupaba un lugar destacado en la prensa de la mañana. Dos horas más tarde un taxi lo dejaba en el viejo Arcángel y a mediodía le decía a Juncosa: "Yo no aguanto un día más con este calor".



Su única temporada se alargó 16 años y así hasta hoy. Hizo suyo aquel pueblo grande que le pareció Córdoba: "Era una ciudad encantadora, de gente silenciosa, discreta; no se oían tantas voces como ahora. Córdoba era una tumba, pero tenía la cafetería París y El Barril; Pepe Luque y su auténtico museo de fotos, las quinielas, las porras, sus peroles, su cariño". Iba a entrenar a pie por la calle Gondomar, Las Tendillas y la calle La Feria: "Córdoba me hacía reflexionar su pasado, su grandeza. Encontraba los camiones cargando arena en el río y el Puente Viejo, y las muchachas; las más guapas están en Córdoba". Una de ellas, Petri Gómez, apareció con el uniforme de Las Esclavas en el 55 y 13 años después se casaron.

Información- Fotografía
Cordopolis-EDC

Juanlu M.
Por y Para Aranjuez.

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