Cuenta la leyenda que Ceres, diosa de la agricultura y la tierra cultivada, tuvo una hermosa hija llamada Perséfone de la que Hades se enamoró y raptó, lo que enloqueció a su madre y salió a buscarla antorcha en mano. Al décimo día llegó al sol, descubriendo que su hija moraba con Hades en el reino de las sombras. Ceres abandonó el Olimpo enfurecida, descuidando sus labores y no permitiendo que la tierra diese fruto.
Ante el desamparo de los hombres lo dioses pidieron a Ceres que volviese a sus funciones y Júpiter prometió a Ceres que su hija volvería a su lado a condición de no haber comido nada en el mundo de los muertos. Hades (también llamado Plutón) hizo comer a Perséfone unos granitos de granada, por lo que el trato con Júpiter se cumplió a medias, pactando que la joven viviese medio año con su madre y el otro medio con Hades.
Desde entonces el periodo anual en el que Ceres disfruta de la compañía de su hija, la tierra se cubre de flores y frutos, secándose el resto del año, explicándose de esta forma las estaciones del año: primavera-verano y otoño-invierno respectivamente.
De entre los atributos que acompañan a Ceres destaca, en uno de los laterales de la fuente, un cuerno de la abundancia, queriendo simbolizar la riqueza de la huerta de Aranjuez.
La diosa mira a palacio, como si de este modo se garantizase la prosperidad a los monarcas. Como es preceptivo para la diosa de la agricultura, su ámbito de actuación se indica con una gavilla de trigo y la acompaña además un niño con una cornucopia.
Fuente. Itinerarios de Aranjuez
Pasajero 56
Isabel Torres
Por y Para Aranjuez
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