miércoles, 13 de enero de 2016

Fuentes del Jardín de La isla (Fuente de Baco)

Fuentes del Jardín de La isla

Artículo de Javier De Frutos

Fuente de Baco




Emplazada en una plazoleta hexagonal con bancos de piedra, en cuyo centro se halla un estanque circular de jaspe que sostiene al dios Baco, coronado con racimos de uvas y sentado sobre un tonel con un pequeño grifo, mientras alza una copa de vino. La figura, obra de Jonghellinck, fue un regalo a Felipe III por el Gran Duque de Florencia. Inicialmente iba a albergar la fuente llamada de Sansón con el filisteo, que fue regalada por Felipe IV a Carlos I de Inglaterra en 1623 y hoy presente en el Victoria and Albert Museum de Londres.

Sobre la monumental taza de Mármol toscano se asentó en principio una escultura referente a Sansón y el Filisteo, hasta que Felipe IV ordenó colocar la que vemos hoy, se trata del dios Baco, divinidad del vino y de la orgías cabalgando a horcajadas sobre un tonel y coronado de pámpanos y racimos, con una copa en la mano en actitud de brindar.


Cuenta la leyenda que, al igual que Hércules, fue enloquecido por Juno, recorriendo el mundo y divulgando al cultivo de la vid. Cuando regresó a Grecia impuso en todas las ciudades su culto, en el que participaban doncellas, conocidas como las "Bacantes", caracterizadas por danzar poseídas por el delirio místico. El senado acabó prohibiendo estas fiestas "bacanales", pero las sectas siguieron guardando la tradición "dionisíaca".

Baco en la mitología  Griega y Romana

Al adoptar los romanos el culto del popular dios griego Dionisos, admitieron con preferencia el apelativo Baco (Bacchus) ya usado en Grecia en los últimos tiempos, pues Herodoto fue quien primeramente le hubo de emplear y luego con bastante frecuencia los trágicos. El nombre griego βάχΧος parece de importación tracio-frigia; su origen debe buscarse en los idiomas arios. Arranca del nombre frigio βαγαϊος, apelativo de Savazius, dios asimilado a Dionisos en Frigia cuyo sentido primitivo es «el dios», considerándole de una manera absoluta. Según Lenormant, la naturaleza misma del culto dionisíaco y de sus fiestas llevó a los griegos a asociar al nombre de Baco una idea de inspiración divina y de furor orgiástico, así como de purificación, de donde vino el verbo βαχΧευειν, sinónimo de μαίνεσθαι, y el empleo de la voz βάχΧος en el sentido de inspirado, poseído de trasporte báquico; de aquí la sustitución de βάχΧος por el nombre del dios, de las formas βάχΧειος y βάχΧευς, que aparecen como derivadas de βαχΧευειν.

Para lo concerniente a las fábulas del dios en Grecia, remitimos al lector a la voz Dionisos. Según Sófocles, Dionisos es el dios que reina en Italia; y es que los fundadores de las colonias helénicas llevaron consigo a dicha comarca el culto de Baco, que muy luego dio pie para una serie de nuevas leyendas míticas que adquirieron gran desarrollo. Era creencia popular que Baco disputó a Ceres la posesión de la Campania, la cual había recibido grandes beneficios de todas las divinidades; favorecido por la hospitalidad que le dio Falernus llevó a cabo empresas guerreras en el país de los tirrenos, y al alejarse de Italia dejó en ella los veteranos de su armada, silenios fatigados por la edad que se dedicaron a la cultura de la viña, haciendo aquel suelo fértil en buenos vinos. La Apulia, la Lucania, la Calabria y la Campania, vinieron a ser los centros en que tomaron mayor importancia los misterios báquicos que muy luego pasaron a Etruria y a Roma; estos misterios llegaron a ser en el siglo III antes de nuestra era la primera institución religiosa de esas comarcas, como lo atestiguan los vasos pintados de la última época que salían de las fábricas de la Italia meridional, pues sus asuntos están directamente relacionarlos con las bacanales. Estos asuntos de los vasos pintados se clasifican por los arqueólogos en dos clases, báquicos y místicos; en los primeros no aparece ya el Dionisos barbudo de los vasos arcaicos sino el dios eternamente joven rodeado de sátiros y ménades, niños alados de formas afeminadas cuando no hermafroditas. Los asuntos místicos, que por cierto abundan, vienen a ser composiciones enigmáticas cuya interpretación precisa no han podido dar hasta ahora los ceramógrafos: aparece en ellas el dios y una diosa que suele llevar el nombre griego de Cora, aunque los autores latinos la designan con el de Libera, al cual dan preferencia los arqueólogos porque caracteriza su fisonomía especial distinta de la Cora eleusiana. A la cópula de Baco y Libera asociaba el culto público a Ceres como se hacía en Grecia. 

Por lo demás, el estilo de los monumentos figurados referentes a Baco y el desenvolvimiento de los misterios corresponden a mediados del siglo IV. Los hermosos vasos de Nola que datan de fines del siglo V y de los comienzos del IV permiten apreciar lo que era entonces el culto dionisíaco entre los griegos de la Campania y ofrecen la tríada de Demeter, Cora y Dionisos barbudo con caracteres semejantes a los que tenía en Grecia. Según Macrobio, en la Campania, y especialmente en Neápolis, Baco recibió el nombre de Hebon, forma masculina correspondiente a la Hebe de Flionte y de Sicyone; según Lenormant, es difícil de creer que Hebon no estuviera asociado a una Hebe, lo cual puede explicar la influencia positiva en Italia de las formas del culto místico de Flionte en que la diosa asociada a Dionisos, llamada Dia-Hebe, tiene un carácter intermedio entre Cora y Ariadna; alguien la ha confundido con Semela. En los vasos pintados de la última época la esposa de Baco ofrece todos los caracteres de Ariadna y su apoteosis es asunto frecuente en los vasos de la Apulia. Sea Libera, sea Ariadna, la compañera de Baco aparece en los hermes dobles de estilo seudo-arcaico.

Baco no figura en el Panteón etrusco, al menos con ese nombre, pues el dios Fufluns etrusco es análogo al Dionisos griego, como Liber, uno de los antiguos dioses itálicos, esposo de Libera. Liber y Libera, según la Inditamenta de Numa, presidían a la procreación, viniendo a ser el primero un dios de la fecundidad cuyo símbolo era el falo y cuyo culto ofrecía en sus ritos grande analogía con el báquico.

Como en la época en que el culto de Baco pasó a Roma en Grecia predominaba el tipo juvenil de Dionisos creado por Praxíteles, éste fue adoptado desde luego en la escultura romana. Niño, adolescente o mancebo, el Baco romano es siempre un tipo de belleza. En cuanto a sus atributos y la diversidad de episodios de su fábula en que aparece con su cortejo de bacantes, sátiros y silenos, puede verse la voz Dionisos. Por lo que hace al culto, los misterios báquicos tuvieron una tendencia licenciosa que llevó por último al Senado romano a prohibir las bacanales, no sin adoptar antes severas medidas contra la introducción de ciertas ceremonias qua constituían en Grecia el culto del dios. Al amparo de dicho culto llegó a tal extremo el abuso, que Mario pretendió justificar su embriaguez con el ejemplo del Baco indio. Pompeyo celebró un triunfo báquico, haciéndose conducir en un carro tirado por elefantes y César restableció las fiestas orgiásticas según los ritos armenios, que estaban proscritas desde hacía tiempo.

Articulo de Javier De Frutos 
Para "Por y Para Aranjuez"




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