- El 3 de julio de 1976, el rey Juan Carlos I, previa propuesta del Consejo del Reino, designó como presidente del Gobierno a Adolfo Suárez.
- Las duras críticas a su gestión, la crisis interna de UCD y la falta de apoyos sociales, sumado al abandono de la Casa Real, llevaron a Suárez a dimitir el 29 de enero de 1981.
El 3 de julio de 1976, el rey Juan Carlos I, previa propuesta del Consejo del Reino, designó como presidente del Gobierno a Adolfo Suárez, que entonces tenía 43 años, provenía de las filas del franquismo y supo dirigir el proceso de transición que transformaría España en una democracia.
El político y abogado, que nació en Cebreros y murió en 2014 en Madrid, había escalado políticamente desde el corazón del franquismo. Así, fue gobernador civil de la provincia de Segovia en 1968 y rápidamente ascendió a la dirección de RTVE.
Posteriormente, formó parte del primer gobierno tras la muerte de Franco, como Secretario General del Movimiento Nacional, bajo la presidencia de Carlos Arias Navarro.
Desde que accediera a la presidencia, Suárez fue capaz de avanzar hacia un sistema de libertades y logró pactar tanto con socialdemócratas, liberales e incluso con los comunistas. Recibió por ello duras críticas, especialmente desde los sectores del franquismo que negaban el proceso político que estaba comenzando en España.
Desde el primer momento luchó por la instauración de la democracia en España sin provocar una ruptura traumática con el sistema anterior. Consiguió que las Cortes, todavía constituidas según la legislación franquista, aprobaran en el mes de diciembre la Ley de Reforma Política, lo que abrió el camino para las primeras elecciones democráticas tras la legalización de todos los grupos políticos.
Consiguió el triunfo en las primeras elecciones libres celebradas el 15 de junio de 1977, como líder de la Unión de Centro Democrático (UCD). Como presidente votado democráticamente, decretó la amnistía para los presos políticos y restableció los organismos históricos de las nacionalidades que componían el Estado español. Se elaboró una constitución de un nuevo Estado, no sólo democrático, sino también social y de derecho, con un fuerte componente descentralizador, casi federal.
Declaró una amnistía para todos los delitos políticos y dialogó con los dirigentes de la izquierda procedentes de la clandestinidad o el exilio, como el socialista Felipe González o el comunista Santiago Carrillo.
Además, legalizó las diferentes formaciones políticas que habían luchado contra el régimen de Franco, como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en 1976, o el Partido Comunista Español (PCE), en 1977.
Fruto de estos pactos, en septiembre de 1976, presentó el proyecto de Ley para la Reforma Política, que supuso el fin del franquismo. En diciembre de ese año se celebró un referéndum, en el que los españoles evidenciaron su apoyo a la ley propuesta por el Ejecutivo de Suárez.
Unos meses más tarde, el 15 de junio de 1977, se celebraron elecciones generales libres, en las que ganó el partido de Suárez, UCD, tras lo que comenzó la redacción de la nueva Constitución, aprobada en 1978.
Las duras críticas a su gestión, la crisis interna de UCD y la falta de apoyos sociales, sumado al abandono de la Casa Real, llevaron a Suárez a dimitir el 29 de enero de 1981.
"Mi marcha es más beneficiosa para España que mi permanencia. Yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España", dijo Suárez.
Javier De Frutos Esteban
Para Por y Para Aranjuez
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